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Chile

Entre 2010 y 2012, Enami compró cobre a pequeños mineros por US$ 4.332 millones. Sin embargo, pese a su importancia, Enami no ha logrado beneficiarse del buen ciclo del cobre, como indican sus resultados.

Lunes 27 de Enero de 2014.- Hace una semana, una veintena de organizaciones mineras le escribieron una carta abierta a la Presidenta electa, Michelle Bachelet, solicitándole un perfil técnico para los cargos ejecutivos en Enami. "Constituye para nosotros un gran deber objetivo y moral el tener que informarle con dolor, pero responsablemente, de la nefasta y a la vez reiterativa administración que se repite a lo menos desde 2003, con malos manejos, ineficiencias, falta de transparencia, pequeños anillos de poder y hechos de corrupción que tienen sumida a la empresa en un descalabro económico y productivo que hace necesario un golpe de timón".

Y es que las luchas intestinas y el caos organizacional han sido una tónica en la empresa estatal creada hace 54 años, que no se ha beneficiado del boom del precio del cobre y ha tenido pérdidas aún en períodos de altos valores del metal. El último escándalo fue en agosto de 2013, cuando el Presidente Sebastián Piñera decidió emitir un "decreto de vacancia" del cargo de vicepresidente ejecutivo, porque si bien el Ministerio de Minería le había solicitado varias veces la renuncia a Eugenio Cantuarias, éste había hecho oídos sordos de eso.

Tras Cantuarias, la administración de la estatal quedó en manos de Felipe Barros, que desde 2010 es fiscal en la empresa y en ese sentido es una gestión de "continuidad".


Contraloría pidió fortalecer el control financiero

Aunque a ojos públicos Enami no tiene el mismo glamour de Codelco, es la octava mayor exportadora de cobre de Chile, muy similar en términos de números a Spence (BHP Billiton) y Candelaria (Freeport McMoran). Opera desde Arica a Rancagua con 17 lugares donde adquiere el mineral de pequeños y medianos mineros para luego procesarlo en 5 plantas y refinarlo en su fundición de Paipote. Entre 2010 y 2012, Enami compró cobre a pequeños mineros por US$ 4.332 millones. Sin embargo, pese a su importancia, Enami no ha logrado beneficiarse del buen ciclo del cobre, como indican sus resultados.

En parte, ello se debe a que tenía una contabilidad "poco feliz", como señaló en su minuto Felipe Barros. Antes de 2010, había mucha "activación", es decir, se ponía como activos ítemes que deberían aparecer como gastos.

Antes de irse de Enami, Cantuarias -que llegó reemplazando a William Díaz, quien se fue a fines de 2011- denunció que en la empresa no se sabía qué stock de cobre había y que algunos ejecutivos no sabían del negocio. El último informe de Contraloría de Enami, de 2013, detectó que la empresa no cobraba a las mineras que financiaba y pidió fortalecer el control. En ese informe dio cuenta de medidas disciplinarias por deudas contraídas con Enami de 62 proyectos con una antigüedad igual o superior a los 10 años.


Nuevos negocios en Enami

Felipe Barros ha trabajado en subsanar estas deficiencias, y de hecho dice que queda mucho por hacer en Enami. "La empresa requiere con urgencia la implementación de un nuevo gobierno corporativo, que le permita una mayor independencia, flexibilidad y poder adoptar políticas e inversiones a mediano y largo plazo, de forma tal que logre un desarrollo sustentable en el tiempo, permitiendo una mayor contribución al desarrollo de la pequeña y mediana minería", señala.

También necesita, dice, adecuar el modelo de negocio, buscando nuevas alternativas más allá de la rentabilidad por cargos y tarifas para procesar mineral de pequeños y medianos mineros. Barros señala que se debiera considerar la posibilidad de tener minas bases para una mayor estabilidad del abastecimiento permitiendo economías de escala, reducción de costos y mayores utilidades. También es partidario de continuar con la política de enajenación de prospectos mineros y asociación con privados para desarrollar la exploración en los mismos. Y, por último, no quedarse atrás en innovación tecnológica. "Resulta evidente que cuatro años son insuficientes para abordar todos estos desafíos y por ello el punto de partida es la implementación de un nuevo gobierno corporativo", resume. Pero para este 2014, la empresa prevé revertir sus pérdidas y "esperamos utilidades proyectadas de entre US$ 20 millones y US$ 30 millones".

A septiembre de 2013 la empresa registró por US$ 52 millones. "En estos momentos estamos terminando de preparar los estados de resultados que proyectan pérdidas, las que, en su mayor medida, se deben a provisiones y ajustes contables", dice Felipe Barros.


Inversiones de US$ 400 millones

Según el máximo ejecutivo de Enami, lo más urgente es adaptarse a la nueva ley de fundiciones, que les significaría invertir entre US$ 350 millones y US$ 400 millones. El actual vicepresidente de Enami dice que hay que tomar "una decisión respecto del destino de la Fundición Hernán Videla Lira". La primera opción es modernizarla para que capture el 95% del dióxido de azufre (SO2), "pero también hay que estudiar otras, una de ellas puede ser el cierre, tal vez asociarse con un tercero y construir otra fundición más grande, hacer un modelo de negocio de exportación de concentrados, etc.".

Como modernizar la fundición es la opción más cara y cuesta hasta US$ 400 millones, "esta inversión necesita una visión de Estado, tiene que haber políticas de gobierno claras". Felipe Barros cuenta que comenzó esta administración en 2010. Lo primero que se visualizó fue la necesidad de contar con plantas en Antofagasta, Tocopilla, Illapel y además trasladar la planta de Taltal, que está ubicada en el medio de la ciudad. Las Plantas Tocopilla, Tal Tal y Antofagasta están en trámite de obtener concesiones del terreno, y "si todo sigue su curso normal, estas plantas deberían estar proyectadas para finales del año 2015".

Emol

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