Chile
3 de Septiembre de 2010.- Casi nadie se atreve a decirlo públicamente, pero la decisión de Piñera respecto de la central Barrancones, fue un balde de agua fría para el sector eléctrico chileno.
En el área creen más bien, quieren creer que se trató de una decisión puntual, pero que abrió una puerta que costará mucho cerrar.
El problema es el siguiente. La intervención de Piñera generó confusión, porque se pasó a llevar los conductos regulares. Es decir, hubiese sido mejor que Piñera optase por otros caminos menos evidentes de intervención, señalan.
La duda al respecto es ¿qué garantías daría la obtención de una Resolución de Calificación Ambiental (RCA)?
En estudios e inversiones previas, GDFSuez gastó US$ 15 millones en Barrancones que, al final, no generaron ningún retorno. "Plata a la basura", dicen en el sector.
Otra queja apunta a la falta de una política clara en materia de generación. Advierten que, más allá de la discusión actual, el país requiere de 10.000 MW de potencia instalada adicionales de aquí a 2020. De no concretarse HidroAysén y otros proyectos hídricos, y desechar también el carbón, esta meta será imposible.
Por tanto, se requieren señales claras que, por ahora, no parece haberlas. Algunos personeros del sector creen que la protesta ciudadana tras la aprobación de Barrancones, no será nada cuando se apruebe HidroAysén. Si se llega a aprobar. ¿Qué hará La Moneda?
Pero, en las últimas semanas, la agenda del ministro de Energía, Ricardo Raineri, se ha centrado en otros aspectos: eficiencia energética y energías renovables. Prueba de ello es el envío al congreso de un proyecto de ley para apurar la obtención de permisos para concesiones de geotermia y el lanzamiento de una nueva licitación. Según algunos expertos, Raineri debería revisar la negativa del gobierno a decidir en este mandato si se va o no hacia la energía nuclear. Como para comenzar a recomponer relaciones con el sector (DF).
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