Bolivia
27 de Julio de 2011.- Los costos de explotación del litio en el país son más altos
Esta afirmación no hace otra que confirmar el desarrollo de una tecnología obsoleta en el proyecto piloto de la COMIBOL que no contribuirá a reducir los costos de extracción y procesamiento del carbonato de litio y aprovechar la enorme cantidad de recursos de litio que Bolivia posee. Ratifica también la falta de visión integral en el proyecto que, aparentemente, tampoco permitirá generar ingresos adicionales provenientes de varios biproductos (al margen del cloruro de potasio, por supuesto) que podrían más que compensar los costos más altos de extracción de carbonato de litio. Al respecto, conviene señalar que hasta ahora no se cuenta con ninguna explicación convincente del proceso “descubierto” por el proyecto piloto. Según información recibida del Ministerio de Minería y Metalurgia, el proceso tecnológico boliviano genera una salmuera con 60g/l de litio (Li) 8 g/l magnesio (Mg) y 2 a 3 g/l de boro (B). Como he sostenido en mi artículo “A propósito del crédito del Banco Central de Bolivia al proyecto piloto de litio” publicado en este mismo medio el 15 de mayo del presente año, este resultado solamente indica que mediante un proceso clásico de evaporación solar se obtuvo un contenido de 6% de Li en un típico compuesto de cloruro de Li, un dato totalmente previsible para salmueras de este tipo. El pretexto para no brindar información sobre el nuevo proceso de extracción de litio ha sido la supuesta tramitación de 8 patentes. Sin embargo, tampoco se conoce mayores detalles de ese trámite. Ante una total ausencia de control del proyecto piloto, resulta difícil creer las declaraciones del gerente de recursos evaporíticos de COMIBOL.
Salmueras bajas y salmueras ricas
El argumento de que “si el precio sube podemos ir a salmueras bajas, y si el precio cae a salmueras más ricas, lo cual no pueden hacer los otros países por lo reducido de sus reservas” es, otra vez, una posición meramente retórica porque se conoce que todas las piscinas construidas hasta la fecha están ubicadas en la región de Río Grande, donde se encuentran las salmueras más ricas del Salar de Uyuni, que es, precisamente, de donde provendrán los primeros volúmenes de producción del proyecto. O sea que en Bolivia se hará exactamente lo mismo que en Chile y Argentina: se explotarán primero las salmueras más ricas.
El precio tendría que “caer catastróficamente” para que el proyecto boliviano pueda paralizarse.
Nada más absurdo, porque es también perfectamente posible que con precios demasiado altos el proyecto piloto se haga inviable si sigue demorando hasta las calendas griegas su ingreso al mercado. Me explico. Sucede que a medida que los precios de carbonato de litio vayan aumentando, esto podría hacer viable la operación de un número cada vez mayor de yacimientos mineralizados que eventualmente podrían saturar el mercado por muchos años. Es más, como he argumentado en mi anterior artículo “Estrategia para industrializar el litio – Réplica”, publicado también en este medio el 01 de mayo de este año, “el ingreso tardío al mercado podría tener consecuencias negativas para Bolivia, en virtud de: los incentivos que esta decisión podría generar para la sustitución del metal por otros elementos y/o minerales energéticos; (ii) el lapso de tiempo (8 años) que las compras de reposición tomarán una vez adoptadas las nuevas baterías de litio para usos automotrices; (iii) la posible reutilización de las baterías de iones de litio en plantas de energía eléctrica y en viviendas, después de haber cumplido su vida útil como sistemas de almacenamiento energético en vehículos eléctricos; y (iv) la posibilidad de reciclaje del litio.” Es más, como se trata de Bolivia, el país con los mayores recursos identificados de litio de la tierra, lo que se debería buscar es que el proyecto boliviano sea el más competitivo de todos, es decir el que cuente con los menores costos de extracción y procesamiento para así poder copar el mercado y desplazar a sus principales competidores. El gerente de evaporíticos no parece entender, por ejemplo, que Arabia Saudí y otros países árabes se volvieron multimillonarios precisamente en una época de precios bajos y estables del petróleo. La pobreza del razonamiento ecónomico en el proyecto piloto es completamente lamentable.
Demanda de litio y ventaja competitiva de Bolivia
Por una parte, el gerente de evaporíticos pretende hacernos creer la historia sobre la importancia de la industria del vidrio en el consumo del litio contada por el señor Satoshi Hashimoto, alto funcionario del Ministerio de Economía, Comercio e Industria (MECI) del Japón (véase mi artículo “La complicada realidad del proyecto piloto del litio”, publicado en este medio el 05 de julio de este año) con el único afán aparente de distraer a la población de los temas de fondo. Por otra parte, no sospecha que la ventaja competitiva de Bolivia se debe definir principalmente en términos de costos de extracción y procesamiento del litio, donde el aspecto tecnológico es fundamental y no únicamente en función de la cantidad de recursos o reservas del mineral que existen en el Salar de Uyuni y los demás salares de Oruro y Potosí por una razón muy sencilla: La ventaja competitiva de un país o una empresa en un bien o servicio sólo tiene sentido cuando el bien o el servicio se venden en el mercado. Veamos el caso de Venezuela. El país caribeño acaba de oficializar que al 31 de diciembre de 2010 cuenta con 195,1 TCF de reservas probadas de gas natural, lo que lo ubica en primer y octavo lugar en reservas gasíferas en Latinoamérica y el mundo, respectivamente. Sin embargo, aún no puede abastecer de gas ni a su población ni a sus industrias y tiene que importar el carburante de Colombia. En estas circunstancias, me pregunto si el gerente de evaporíticos alcanzará a discernir cuál de los dos países posee una ventaja competitiva en gas natural en este momento. Tal vez lo que quería decir el gerente de evaporíticos, al final de cuentas, era potencial y no ventaja competitiva (HidrocarburoBolivias.com)
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