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Chile

El dirigente dice que como gremio temen que la opinión pública se genere juicios negativos contra la actividad.

16 de Agosto de 2010.- Muy afectado con lo que está sucediendo en el yacimiento San José dice sentirse Alberto Salas, presidente de la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI). “He sido minero toda la vida, entonces esto me duele mucho”, declara.

Cuenta que pudo llegar pocas horas después al lugar del accidente, allí se mantuvo por seis días y asegura que como institución estuvieron prestando todo el apoyo logístico en la llegada de las maquinarias para llevar a cabo el rescate.

Respecto de las responsabilidades, que le caben a Sernageomin en este caso, expresa que no le corresponde referirse a ese tema “esa es una facultad del Gobierno que debe tener más antecedentes de lo que nosotros disponemos”.

No obstante, sostiene que esto es muy grave, pero que no se puede prejuzgar sino que es partidario de que se indague lo sucedido. “Hay que investigarlo con la institucionalidad que existe y hay que hacerlo profundamente para poder determinar las causas de este accidente y que no suceda nunca más”, agrega.

Respecto de si la falta de fiscalización de los organismos pertinentes habría influido, manifiesta que “el primer responsable de la seguridad es el propietario, se dice que hay poca fiscalización, pero eso no tiene nada que ver”.

El presidente de la Sonami indica que cuando uno emprende una actividad tiene que ser responsable en tenerle contrato a los trabajadores, pagar las imposiciones y en el caso de la minería cumplir con las normas de seguridad.

CUESTIONAMIENTOS. Consultado respecto del juicio negativo que se está generando en la opinión pública sobre las condiciones en que opera la pequeña y mediana minería en nuestro país, precisa que es entendible que con un desastre de esta magnitud se realicen cuestionamientos, pero recalca que la seguridad “para la minería es un valor ético”.

En este sentido, manifiesta que incluso esta actividad es una de las que presenta los estándares más bajos de accidentabilidad, “de 2,2 comparada con otras que llegan incluso hasta 6”.

Asegura que bajo ninguna circunstancia con estos dichos está tratando de minimizar lo sucedido, pero cree que no es conveniente que por este hecho todas las empresas sean encasilladas igual “este accidente es lamentable, pero no podemos por esto enlodar la actividad y decir que es tierra de nadie cuando hay empresarios serios y responsables que se están sacando la mugre”, afirma.

En cuanto a las razones que podrían haber provocado el derrumbe, dice que esperará saber lo que las investigaciones determinen y que por el momento lo que debería convocarlos a todos es el rescate de los 33 mineros atrampados y que a futuro habrá tiempo para comenzar a establecer qué fue lo que pasó.

“Es un accidente complejo, muy grande, nunca había visto una cosa así y llevo 30 años en esta actividad”, concluye (Diario El Día).

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