Bolivia
27 de Agosto de 2010.- "Bolivia, el centro de distribución de energía de la región, en el corazón de Sudamérica", dice un colorido cartel en una estación de servicio estatal en Santa Cruz. Los símbolos de las políticas energéticas del presidente Evo Morales parecen estar presentes en todos los aspectos de la vida cotidiana del país andino.
Las vastas reservas de gas natural descubiertas tras una oleada de inversión privada en los "90, le dio a uno de los países más pobres de América del Sur la posibilidad de quedar en el centro del suministro regional de energía, y ha firmado lucrativos contratos con Brasil y Argentina.
Sin embargo, la mayoría de los bolivianos más pobres deben recurrir a los balones de gas licuado de petróleo para el uso doméstico y el transporte público. Y aunque sus reservas de gas natural son las segundas en Sudamérica, detrás de las venezolanas, Bolivia se ve obligada a importar regularmente derivados como bencina y diesel.
La nacionalización del gas y el petróleo dispuesta por Morales en mayo de 2006 planteó dudas sobre la capacidad del sector de crecer en el mediano plazo, principalmente por la falta de inversión extranjera. Además, los países vecinos parecen buscar la seguridad energética reduciendo su dependencia del suministro de gas boliviano. En ese contexto, los planes de Bolivia para los próximos cinco años son ambiciosos. Lograr que el país deje de ser un exportador neto para incorporar mayor valor agregado a la producción, empezando con derivados del gas como los fertilizantes, implica nada menos que una revolución industrial.
"Queremos industrializar Bolivia y dejar atrás el modelo de extracción pura y exportación de recursos naturales, a través del valor agregado", dijo a Financial Times Luis Fernando Vincenti, ministro de Energía de Bolivia, quien agregó que el país quiere hacerlo "por medio del sector de energía, con la explotación y comercialización de los recursos, y la implementación de nuevas políticas para acelerar la exploración".
La exploración es clave, porque las reservas de gas probadas están en declinación.
Pero los funcionarios bolivianos se muestran confiados. Vincenti dijo que hay un "alud" de ofertas en espera y Morales prometió respaldo legal para que las firmas privadas cumplan con los planes de inversión.
Uno de los principales inversionistas en el país, la brasileña Petrobras, tiene un presupuesto total para inversiones en el extranjero de US$ 11.500 millones para los próximos cinco años, y Bolivia ha forjado nuevas alianzas con, entre otras, la rusa Gazprom y la china Sinopec.
Sin embargo, el problema es saber cuánto de ese dinero llega realmente a los yacimientos de gas (DF).
Portal Minero