Chile
30 de Agosto de 2010.- Hoy, la actividad minera está en la palestra noticiosa. Tras el accidente en la mina “San José”, en la Región de Atacama, la atención no sólo ha estado centrada en el estado de salud de los 33 mineros atrampados, sino que además en cómo se hace para mejorar a futuro la seguridad en las faenas y en la responsabilidad que le cabe a los propietarios en estas materias.
De visita en la zona, el gerente general del Consejo Minero, organización que agrupa a la gran minería nacional, manifestó que como gremio ven con buenos ojos que la gente ahora esté más interesada en el desarrollo de esta actividad, sin embargo, dice que observan con preocupación el hecho de que este incidente cause una sensación de rechazo acerca del actuar de los dueños, tejiendo un manto de dudas y, lo que es peor, generando que se les estigmatice a todos por igual.
¿Cuál es la realidad de la minería en la actualidad?
“En materia de seguridad, a pesar de que la minería en general tiene las más bajas tasas de accidentabilidad, lejos es el sector más seguro para trabajar, sin embargo, siempre hay espacio para mejorar.
“Nos preocupa que no siempre se obtienen los mismos estándares, sabemos que hay diferencia entre la seguridad de la gran minería con la mediana y pequeña. Por lo tanto la gran preocupación debe ser cómo logramos que tengan estándares de seguridad razonables y que son mínimos para que los trabajadores puedan llegar a sus trabajos sanos y salvos”.
A su juicio, ¿qué pasó en la mina “San José”?
“Ese es un tema que se está investigando. Nosotros no hemos estado en eso, lo que sí como sector hemos participado activamente poniendo los recursos humanos, las máquinas, los insumos, la alimentación que fue en ayuda de este desastre que ocurrió en una empresa de la mediana minería que fue incapaz de resolver el problema.
“No nos corresponde hacer los juicios, pero esperamos que se hagan las investigaciones porque vamos a tener que extraer las lecciones de este caso y ojalá podamos aplicar e implementar medidas que nos hagan el trabajo más seguro”.
Pero ¿cree que este accidente afectó la imagen de la minería en general?
“Esto tiene algunos aspectos positivos, porque estamos todos hablando de minería, de cosas muy técnicas, sentimos mucho orgullo por el trabajador minero, hoy me siento más orgulloso que nunca de decirlo, porque uno se identifica fácilmente con estos 33 maestros que tenemos bajo tierra que nos han enseñado tanto y que nos han mostrado tanta valentía.
“Desgraciadamente sobre los empresarios mineros como que cae un manto de duda y no distingue si es de la pequeña, mediana o gran minería. Hay buenos productores en todos los sectores, es complicado cuando los cuestionamientos que se les pueden hacer al proceder de un propietario en un caso concreto se extienda, como si ése fuera el estándar de todos, es tremendamente injusto”.
Qué fue este caso...
“Esa operación y ese empresario no representan en nada a la gran minería, pero tampoco al promedio de la mediana minería. No se puede estigmatizar a todo un sector”.
El alto precio del cobre ¿hace que algunos se olviden de la responsabilidad con los trabajadores?
“El tema de la seguridad no tiene nada que ver con los precios, con las utilidades, tiene que existir siempre. Por muy rentable que esté el negocio si una operación es insegura no puede y no debe seguir operando, no puede ser a costa de la vida de las personas.
“Aquí es inaceptable que existan faenas que estén incumpliendo las normas legales o los requisitos establecidos de las autorizaciones que las obtuvieron.
“El empresario tiene además una responsabilidad social, tiene que cumplir con las obligaciones con la comunidad, con los trabajadores de operar en forma responsable y no en contra de eso”.
Hoy se van a extremar las fiscalizaciones, pero hay quienes temen quedar sin fuente de trabajo...
“Esa es una discusión que le corresponde tener al mundo político, acerca de si están dispuestos a transar estándares de seguridad por niveles de empleo. No hay una tonelada de mineral o precio de cobre que justifique la no seguridad de nuestros trabajadores.
“No puede ser que para que la gente tenga una actividad económica haya que aceptar que estén trabajando en condiciones que pongan en riesgo su vida” (Diario El Día).
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